marzo 7, 2013 4:26 pm Publicado en: Opinión
Durante años hemos vivido en un eterno
chantaje: quien cuestione al gobierno es parte de la derecha, oligarca o lacayo
del imperio. Los corruptos mas voraces de la historia acusan de delitos
similares a una oposición que no administra recursos públicos. Entregaron el
país a los cubanos y endeudaron la
República pero otros son los traidores a la patria. En fin,
todo el que piense distinto es un enemigo del pueblo.
Si se hablaba de la posibilidad de que el
Jefe de Estado falleciera, era una oposición necrofílica. Y ahora que
penosamente tal hecho se ha producido, será un desalmado e irrespetará la
memoria del Libertador de América y del mundo, quien se atreva a advertir que
han convertido las pompas fúnebres del Presidente en un vulgar acto electoral.
Lo irrespetuoso es aprovecharse de esta circunstancia con fines proselitistas y
electorales. ¡Esto si es necrofilia!
Poco antes de la presunta hora de su
muerte, salieron a sugerir magnicidio con el disparate de que el cáncer fue
inoculado por el imperio. Pero fueron ellos quienes -sabiendo su enfermedad- lo
forzaron a una fatal campaña electoral y luego, en su proceso de recuperación
lo sometían “a 5 horas de trabajo” para apuntalar el ilegítimo ejercicio del
poder. Tampoco fue la oposición quien puso al Presidente en manos de los
curanderos cubanos.
A este chavismo sin Chávez, desprestigiado
y carente de liderazgo, lo único que le interesa es preservar los privilegios y
seguir robando. Al poder cubano que los dirige, no le importa Chávez, el futuro
del país o los problemas de los venezolanos; solo construir una deidad popular,
un mito al cual puedan sacar dividendos electorales y explotar económicamente.
Así que toda esta manipulación hipócrita de los sentimientos y ese
llantén de la boliburgesía que hoy dirige el chavismo sin Chávez es -a fin de
cuentas- otra operación sicológica del G2 cubano: los mismos que impusieron
-hasta en la FAN-
una vieja consigna comunista alusiva a la muerte.
Ofrecemos respeto por la memoria del Sr.
Presidente y los sentimientos que embargan a sus familiares y seguidores. Pero
exigimos lo mismo por la memoria de Simón Bolívar y por Nuestro Señor
Jesucristo, ofendidos ambos por comparaciones inaceptables. Respeto a la Constitución , al país
y a los próceres que reposan en el Panteón Nacional. No es momento de juzgar al
Presidente pero es hora de cambiar, de revelarse ante los chantajes del
chavismo sin Chávez, de enfrentar la grosera injerencia cubana, unir a la
familia venezolana y reconstruir a la Nación.