VUELVAN CARAS

Juan Yáñez
                                                                       Serie:  Los grandes de la Patria Venezolana

El célebre óleo de Arturo Michelena "Vuelvan Caras"

               Aquella madrugada del 3 de abril de 1819, en pleno monte apureño al sur del Arauca se escenificaría la acción patriótica más memorable de la historia de Venezuela. Ciento cincuenta y cuatro valientes lanceros comandados por el General Páez infringieron una aplastante derrota al ejército realista de Morillo que contaba con siete mil quinientos hombres. Fue una escaramuza plena de estrategia, pero es mayor aún la dosis de valentía y arrojo de unos soldados que no eran otra cosa que simples campesinos que se atrevieron a luchar contra tropas duchas en el arte de la guerra y las acciones militares.

Esa  osada acción que distingue más que cualquier otra en la gesta independentista venezolana, pasó a la historia como la Batalla de las Queseras del Medio.

Páez al frente de sus tropas cruzó el río Arauca en busca de los realistas acantonados en un sector cercano a sus márgenes.  En estudiada maniobra el jefe y sus lanceros se acercan al enemigo con la intención de ser avistados y disponerlos para el combate. Al lograrlo se deja perseguir un trecho con la intención engañarlos y hacerles creer  que se encuentra en franca retirada. A poco, logrando su objetivo y ya con las tropas de Morillo tras ellos, Páez y su gente se devuelve presuroso sobre su senda al certero  grito de ¡Vuelvan caras! El desconcierto de los realistas es de tal magnitud que no logran superar la situación y se dejan penetrar por los patriotas,  quienes los vencen en singular batalla y le causan  una de las más infaustas e ingenuas derrotas en tierra americana.

Bolívar quien observó las acciones con sus tropas desde la opuesta orilla del Arauca se asombra, se exalta de entusiasmo por la   

valiente y certera  acción para posteriormente premiarlos con la Cruz de los Libertadores y redactar la célebre proclama “A los Bravos del Ejército de Apure”, la que finaliza con estas palabras:

“¡Soldados! Lo que han hecho no es más que un preludio de lo que podéis hacer. Preparaos al combate y contad con la victoria que lleváis en la punta de tus lanzas y de vuestras bayonetas”.

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